domingo, 14 de diciembre de 2008

El Lugar de las Emociones

Te seguí hasta tu departamento, en ese asqueroso edificio, donde vives merecidamente, por hacerme amarte tanto. Te vi cerrar la puerta y sentí que había llegado a mi ambiente. Hablé con el guardia, de larga barba blanca y ropajes milenarios; le di todo mi dinero y mis pertenencias metálicas, pidiéndole que me dejara vivir ahí por siempre. Él estuvo de acuerdo y me asignó la única habitación del último piso. Como el edificio no posee ascensor, debí recorrer la infinidad de peldaños de las despedazadas escaleras hasta que ya no había un lugar más alto en el edificio, sólo una puerta transparente que sobresalía entre los opacos muros. Entré a mi nuevo hogar, para jamás salir de ahí vivo. Las paredes y el suelo habían sido pintados con el color del cielo y lucían ilusiones e ideas increíbles que algún artista olvidado plasmó antes de encontrar la muerte. Nunca miré el techo, no recuerdo cómo era, nunca concebí una altura superior a aquella que dominaba. Los extraños designios que el antiguo morador perpetuó me hicieron soñar y vivir lo inesperable. Recibí las visitas más emocionantes: un día recibí al líder de alguna misteriosa secta circense, para luego compartir tertulias con los más importantes íconos vanguardistas europeos. Todo era sobrenatural en la modesta habitación, siempre iluminada por cierta luciérnaga omnipresente que nunca dejó de existir. No era yo capaz de distinguir un momento de otro, ni el día de la noche, ni el sueño de lo real. Cada día lo terminaba ebrio, ebrio de sensaciones inexplicables, irrepetibles. Entregado a esa voluntad incomparable, dejé de esperar tu llamada, y cuando ésta llegó, continuamente, cada cierto período de tiempo, no supe responder, no acudí. Un día, luego de despachar a un simpático hombre que no logró venderme su árbol rosa, sentí que lo había vivido todo, que no volvería a despertar ahí. Sólo dejé la puerta abierta, para que la curiosidad te condujera al interior, y cuando te vi, encantada, adentro, simplemente cerré la puerta por fuera y dejé que te impregnaras de felicidad, y de mi esencia, que te acompañaría por siempre. Di media vuelta y no te volví a ver.

AL NIÑO QUE ENLOQUECIÓ DE AMOR

A oscuro y ebrio destino han llegado
las sensaciones que el falso amanecer inspiró.
El pajarillo quiso volar de inmediato,
ignorando la fragilidad del corazón.

El viaje no prosperó y no hubo regreso al nido,
no tuviste perdón, flor de amor que no fue flor;
en el limbo de la pasión has caído,
rodeado de quienes no entendieron ese amor.

En tu ingrata realidad, enloqueciste finalmente,
no aguantaste más a la engañosa luz de luna
ni el impasible silencio de tu inerte confidente.

¿Y ese amor puro? ¿Acaso ya no lo sientes?
Sólo el poeta y tú lo saben, además de tu locura.
Sólo quedan campanadas lejanas y el final inminente.

sábado, 13 de diciembre de 2008

UN PASEO POR SANTIAGO

Camino por mi ciudad un largo trecho
para evitar sucumbir en el metro.
Mientras doy pasos largos, yo pienso:
"¿Es mi idea o el ambiente es muy denso?".

Soleado y colorido es el cielo,
el calor es agobiante y perverso,
busco en mi bolsillo lo poco que tengo
para comprar en un quiosco un refresco,
pero éste es tan dulce, dañino y espeso
que sólo hace el sudor más intenso.

Veo delincuentes que roban a luz de Sol,
y en la otra acera a jueces que no castigan,
ruego no ser atrapado por esa contradicción,
quiero seguir retratando a Santiago en un día.
Veo perros inmundos que corren, ladran y orinan
junto a vagabundos que son la ley en su esquina.
También padres de familia, queriendo trabajar,
mohicanos teñidos de furia en el bandejón central.

Este es el joven y glorioso Santiago,
puedo verlo parado, a la sombra de un árbol.
A ratos, turistas y la ciudad pintoresca, sonriendo,
luego un par de inmigrantes, llorando en su ghetto.
Mientras camino, me auspicia el sonido urbano
y los edificios monstruosos, de altísimos muros.
Reflexiono: Si hay sencillez y humildad en tus manos,
verás a Santiago, detrás de sus lentes oscuros.

Camino todavía, junto a casonas coloniales
opacadas por los fríos gigantes de concreto,
las penas de la gente, al Sol, parecen más reales
y las escasas sonrisas se pueden notar a lo lejos.
El cerro Santa Lucía alumbra con verdor mi camino
y parece un irónico recuerdo de que el color existe;
frente a él, un gran cartel que invita al consumismo,
frente a mí, las aceras del Santiago inconfundible.

Paseo en armonía, a ritmo contínuo, paso a paso,
bajo un ocaso florido y sobre colillas de cigarros.
Dentro de mí, la comida que las calles me ofrecen
y fuera, el humo que emanan las industrias libremente,
el amor de dos seres que se besan en la boca
y toda la pasión que esta gran ciudad evoca.

Con paciencia, espero un bus, con asientos,
que me haga volver a recorrer el sendero
que he vivido, y que impregna todo lo que hago,
y me lleve a casa, para desear volver a Santiago.

jueves, 4 de diciembre de 2008

32 Versos por el Verano

Quiero que sea Verano para ponerme a escribir,
mirar por mi ventana y ver al Sol, y a ti,
verte siendo libre, pelo al viento, sonrisa de miel,
y ver el espejo, enamorado, igual a mí se puede ver.

Espero el Verano, para encerrarme en mi hogar,
morir de calor, vivir por ti, desear estar afuera,
después salir, brindar y saborear nuestra libertad,
dormir luego de un día largo, pensando en lo que queda.

Sólo pido vivir este Verano como yo quiera,
que lo malo se muera, que las nubes se esfumen,
que camines cerca, que me mires siquiera,
que las ganas me sobren, que los sueños abunden.

Siento que el Verano es necesario, ¡un largo Verano!
para fatigarme del mundo y volver al televisor,
tirarme al suelo y sentir que el reloj corre en vano,
¡Quiero vivir todo eso!, ¡qué gran satisfacción!

Deseo el Verano con toda el alma, para soñar simplemente,
con amar, llorar, reir, besar tus finas manos,
ser felices los dos, temerle en serio a la muerte,
teñirme entero de cielo, vivir también tu Verano.

Quiero vivir el Verano y emborracharme con helado;
y bailar un nuevo ritmo, por cada nueva hora
tararear sin ningún sentido, contigo siempre a mi lado,
nuevas energías derrochadas, nuevas canciónes de moda.

¡Que venga el Verano!, ¡De éxtasis y melancolía!,
de bombitas de agua, ¡unas veinte por día!,
compartir lujosamente la sencillez de una piscina;
llamar a mis amigos y decirles que eres mía.

El Verano se acerca, con sus anécdotas y risas...
Amanecer en la calle sin nada, por lo menos con vida,
y luego sólo una convicción que llena y reanima:
Después de ese Verano vienen muchos todavía.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El Cielo Agoniza

Ha caído la noche,
viene el temporal,
mi voz le responde
al grito del mar;
ya sólo escombros
quedan de mi altar
y veo que tu rostro
me quiere llevar.

La pena y el llanto
corren por mis venas,
y no me levanto,
vendrá la gangrena.

¡Qué pena se siente!
el mundo me ignora,
los sueños pendientes
mis lágrimas añoran.

Soy como un soldado
caído en batalla,
no importan mis actos,
tú eres mi medalla;
el cielo agoniza,
no quiero llorar,
apenas te siento,
tal vez ya no estás.

El cielo agoniza
y ya no hay palabras,
tus ojos me miran,
se escapa mi alma.

En unos momentos
la transmisión cesa,
todos los pigmentos
en negro se quedan.

Mis ojos se borran
y ya no te encuentro,
no percibo tu aroma
ni tus sentimientos;
el cielo agoniza,
sé que ya no hay más,
quiero ver tu sonrisa,
observarte y amar.

Entre los vientos puros,
asoma el huracán,
tu voz no la escucho,
tengo que marchar.

El cielo agoniza,
pronto no existirá,
el vacío se avecina,
ha llegado el final.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Antes del Crepúsculo

Verlos besarse, amarse, ser felices,
todo eso se hace insoportable para ti;
las primaveras coloridas, para ti son tan grises
junto a ellos, tus amigos, y su amor sin fin.

Tu esperanza silenciosa en el pasado,
tu iracundo fracaso en el presente,
ella, inocente de tu amor avasallado,
tú y tu mirada fría, turbia, impaciente.

Sí, eres su amigo cuando están a tu lado,
su amor prohibido en tus sueños imposibles,
su único enemigo cuando ella y él se están amando,
¿y tú? sólo el dolor de una herida imperceptible.

No puedes controlarte, ya no eres tú;
tu vida es ella, la quieres, no soportas
el grito de deseo, terrorífica inquietud,
sólo quieres gritar tu amor, muy lejos, a solas.

Sabes que el crepúsculo viene, ahí está;
que en un instante, sin remedio, aparecerán,
no habrá demonios ni ángeles, sólo amor o sangre,
locura de amor en resumen, ímpetu en forma de sable.

Cuando el crepúsculo llegue y ellos estén juntos,
no habrá palabras ni destino, solo un momento absoluto,
y luego, ¿todo o nada?, lo decidirán tus manos,
lo que dicte el frenesí, la cordura o tu amor olvidado.

lunes, 17 de noviembre de 2008

AL FINAL DE LA FILA

Al final de la fila estamos, esos somos, los últimos.
Sí, es así, no habrán segundas lecturas, nunca más.
No, no sentimos vergüenza de estar y sentirnos únicos,
vergüenza habría si fuésemos iguales a todos, quizás.

Al final de la fila, por sentir demasiado, por distinguirnos,
porque alguna vez te invitamos y dijiste “No”,
pero no nos cansamos, y nunca nos viste arrepentidos,
tal vez porque nos acostumbramos a tu indecisión.

Y así, junto a los míos, yo sigo mi infinito recorrido,
con mi papel de reparto, el de un punky sentimental,
sin primeros planos ni maquillaje, sólo modales sencillos
y sabiendo que soy mal mirado por ti y tu sociedad.

Cómo me encantaría que vinieras aquí, conmigo,
para que abras los ojos y veas que no es malo estar al final.
“Los últimos serán los primeros”, cierto personaje dijo,
él estaba equivocado, estamos al final, este es nuestro hogar.

No, no me arrepiento de mis cuestionables decisiones,
tampoco me arrepiento de haberme entregado a la austeridad.
Yo, nosotros, todos conocemos tus pobres temores,
esos, de bebé mimado, al sentimiento oculto en la oscuridad.

Llámame loco, si mis acciones son propias, según tú, de un loco;
por ahora me conformo con mi lugar en tu fila y con no estar solo.
La única certeza es que no renunciaré a esta eterna espera:
esa, bajo el sol, mientras la gente avanza y jamás se queda quieta.

Nuestras soberbias almas sumidas a esta humilde travesía;
la ironía de tu felicidad contra el orgullo de mi hidalguía;
tu incapacidad de posar tus ojos en la dualidad de nuestras vidas;
tu destino, mi incertidumbre; tú, al principio; yo, al final de la fila.

Al final de la fila, porque nunca tendremos prisa.
Al final de la fila, y siempre en el punto de mira.
Al final de la fila, como el tronco que flota a la deriva.
Al final de la fila, por la sencillez de la vida.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Dos

Observarte cada día, cada semana, cada mes, cada año que pasa, cada infinidad de tiempo, observarte en cualquier circunstancia, interactuar contigo, discutir y callar y soñar y sufrir, todo es para mí un dulce e intenso fracaso, una y otra vez, infinidad de veces. Mis medallas oxidadas y maltratadas por el tiempo, y que sólo son divisadas por ti, y que son despreciadas por la misma persona; mi máscara de indiferencia y celestial calma, que frente a ti se rompe y deja a la vista la debilidad del ser humano, mi debilidad; mis palabras que son sólo para sorprenderte, maravillarte en el más fabuloso de los casos, pero que aún así pueden no significar nada para ti, o tal vez te lo muestran todo y lo asumes en silencio, pensando que estoy loco. Una y otra vez y otra vez y otra; nada, nada y nada. Frente a ti ya no puedo fingir, no puedo estar en calma, no puedo ser frío, no puedo dejar de sentir, porque no me arrepiento de lo que soy, ni de los calificativos que puedas tener para mí, tampoco me arrepiento de haberte visto una vez y no poder despegar mis ojos de ti, no me arrepiento de que cada día sea una arriesgada travesía ni de que mi vida sea una silenciosa ruleta rusa; es más, me enorgullezco, me enorgullezco de mi fracaso, de mi pasión, me enorgullezco de cada ocasión en la que he mordido el polvo por ti, me enorgullezco de ti, de mí, de lo que somos, de lo que no somos, de lo que podamos ser o no ser; seremos dos mientras estés conmigo y yo pueda sentir lo que siento por ti, ojalá por siempre, ojalá por siempre, una y otra vez, todo el tiempo posible, mientras seamos dos.

lunes, 20 de octubre de 2008

Amor / Obra Mayor

Todo comenzó un Domingo absurdo
en que me detuve para ver pasar mi vida,
entonces pude oir tu grito sordo y mudo,
en instantes pude ver tu mirada que encandila;
te seguí, sí, como un ocioso vagabundo
caminando bajo el Sol, como una hormiga,
tu rastro tenía sabor a nuevos mundos,
tu olor era el del Sol de mediodía;
desde ese día no dejé sola ni un segundo,
te convertiste en mi cómplice, en mi guía,
mi reina, mi diosa, mi ícono de culto,
la herida en mi dolor, la musa en mi poesía.

Avanzó el tiempo, oí todos tus susurros
mientras mis deseos me ensordecían,
soñé con el futuro, inhibí mis impulsos,
amé verte brillar, odié tu lejanía,
mientras en mí crecía el amor absoluto
y la convicción de no quererte como amiga;
fuiste mi felicidad y mis temores ocultos,
también mi éxtasis, mi equilibrio y mi agonía.

Observarte es el mayor de los gustos,
oirte es escuchar las más bellas melodías,
tú me iluminaste en los lugares más oscuros,
tú hiciste acogedoras mis noches más frías;
aunque navegue solitario, en tu amor me hundo,
aunque tú no sepas nada, significas mi alegría,
mi brújula, mi norte, mi único rumbo,
mi sueño angustiante de infinita armonía.

martes, 14 de octubre de 2008

Sábado Soleado

La vi partir con él rumbo al oriente
caminando, mano en mano, llena de felicidad;
de pronto ella me miró con ojos indiferentes,
yo la miré también, fingiendo tranquilidad.

Él no tardó en mirarme, esbozando una sonrisa,
me sentí encarcelado, quise correr, huir.
La observé antes de escapar, ella no comprendía,
yo sólo podía entender que la perdí

jueves, 9 de octubre de 2008

Parábola del Sentimiento

Ella no se enamoró de él,
se enamoró de sus razgos femeninos;
él no se enamoró de ella,
se enamoró de su cabello teñido;
ella no se enamoró de él,
se enamoró de cómo bailaba;
él no se enamoró de ella,
entre ellos no podía haber nada;
ella no se enamoró de él,
se enamoró de su moto arreglada;
él no se enamoró de ella,
se enamoró de la ropa que usaba;
ella no se enamoró de él,
se enamoró de su predisposición;
él no se enamoró de ella,
se enamoró de su falso pudor.

Dos seres degradados, sólo eso existía,
y una unión patética, antojadiza e impía,
sólo existían dos seres degradados
que sólo sentían sentimientos semihumanos;
únicamente primaba el instinto,
y lo que nos hace íntegros, eso distaba
tal vez porque estaba conmigo,
el observador pasivo de una generación arruinada;
ella no se enamoró de él,
pero sera feliz, por lo menos;
él no se enamoró de ella,
pero hoy, ¿qué importa eso?

Los sentimientos importan, quizás,
pero ya no son naturales,
las noches se enfrían cada vez más
y las finales se definen en penales;
falta odio, frialdad, amor,
bondad, interés, lucha interior,
ímpetu, enfoque, poner corazón,
tal vez un aviso que imponga temor.

Ya no hay derecho, la chispa se pierde,
no hay nada de nada, ni frío ni calor,
ya todo es tibio, el letargo nos mueve,
tal vez falte un ángel que vomite pasión.

jueves, 2 de octubre de 2008

Apágalo Todo

Apágalo todo, prende tu mente
y ven a caer conmigo en parapente,
si quieres vuela como Peter Pan
y si eso no te gusta sobra variedad.
Encontrarás nuevas cosas, mil maravillas,
podrás hacer snowboard sobre una silla,
tomarte el mejor vino de todas mis viñas,
y si te queda tiempo, buscarte la vida.

Apágalo todo, prende tu mente,
no sientas miedo, yo estoy a tu lado;
moja a la ministra groseramente,
igual tus reclamos no serán escuchados
aunque la cagaste, fuiste valiente;
ahora busca colegio, ya fuiste expulsado.

Apágalo todo, prende tu mente,
haz lo que quieras, mas sé persistente,
olvida el futuro, vive en el presente,
y trata de vestirte “como la gente”;
ya no se qué decirte, sinceramente,
si me acompañas será diferente.
“Apágalo todo, prende tu mente”,
esa fue mi consigna en la acera de enfrente,
como tú puedes ver, no conseguí nada,
soldado vivito, sirve en otra batalla,
batallas perdidas, batallas ganadas,
rifles, metralletas, pistolas, granadas.

Apágalo todo, prende tu mente,
esa es mi receta para creerme la muerte,
por favor no te vayas, ¡camarada, detente!,
si no te convenzo, al menos sé paciente.
Cambiaremos el mundo, la llevaremos,
seremos contundentes como diez truenos,
seremos energía, la de cien fusibles,
si tú nos ayudas seremos invencibles.

Apágalo todo, prende tu mente,
todo es imposible, lo imposible es frecuente;
iremos al pasado con displicencia,
para ir al paraíso y ver cómo se siente,
también para matar al Señor de la Querencia
y de paso robarnos toda la herencia.

Colega y amigo, la victoria se huele,
si huele a limón, venceremos mil veces,
si huele a esa mierda que sale en la tele
apágalo todo y prende tu mente,
ahora me retiro, ven tú si quieres,
pero primero en Messenger, ponte “Ausente”,
si no quieres, huye, vive como un zar,
si no tienes plata, te deseamos suerte;
si el intenso ruido no te deja escuchar,
apágalo todo y prende tu mente

sábado, 27 de septiembre de 2008

La Tostada Más Bella

Parece una broma el hecho de que hasta hace unas horas, yo no hubiese sospechado nada. Me parece un chiste recordarlo todo y creer que nada tuvo sentido, que todo fue repentino, que hasta este momento no entiendo lo que pasó. Por mi mente han pasado todos los momentos de aquel día, unas mil veces he visto cada detalle. Me río, quizás por la tristeza o por la nostalgia al pensar en esos últimos momentos perdidos en el tiempo. El día comenzó cuando me levanté de mis blandos aposentos, exaltado por los intensos dolores en mi pecho, mas no les di importancia, continué llevando a cabo mi rol en la obra teatral llamada “Rutina”. Al salir de mi cuarto encontré en la mesa de comedor cosas que me sorprendían, estaba servido el desayuno y, obligado por la cortesía, tuve que sentarme, sabía que el desayuno era para mí, ya que había café y pan; no era uno de esos desayunos fastuosos e inacabables que solían comer los demás integrantes de la familia. Era un café y cuatro tostadas. Bebí el café sin saborearlo y luego, empujado por un apuro sin razón, decidí que sólo comería una rebanada de pan, escogí la más bella y salí de inmediato por la puerta de mi casa masticándola aún, antes de llegar a la primera esquina, la magnífica tostada yacía degradada en mi estómago. Me sentía extrañado, era como si fuera sólo un espectador de mis propias acciones, me llene pronto de muchas interrogantes: ¿Por qué había salido de mi casa apurado sin haber saludado a nadie, sin haberme despedido?, ¿Qué hacía caminando por la calle en la mañana de un Martes, dejando de lado mis obligaciones, vestido todavía de pijama?, y ese dolor en mi pecho regresando para hacer daño, y yo, que realmente no entendía nada, y el extraño recuerdo de cuando escogí la pieza de pan más bella. Aún no sé por qué no me planteé en ningún momento la opción de dar marcha atrás y volver a casa, sólo se me presentaba la idea de seguir caminando, descubriendo lugares desconocidos. Al pasar cerca de una pileta vi un grupo de niños pequeños, que jugaba, con la alegría inocente de quienes no saben de preocupaciones.
Seguí caminando mientras veía pasar por mi mente la escena del desayuno que había consumido y la tostada que había elegido por sobre las otras, volvía ese recuerdo a mi mente cada vez más frecuentemente, mientras el dolor del pecho se hacía ya insoportable. Había perdido la noción del tiempo, probablemente habían pasado ya muchas horas, quizás ya había pasado la hora de almuerzo, entonces intuí que no volvería a casa y me sentí arrepentido por no haberme despedido de mis familiares, además estaba perdido, en ese momento noté un cambio en mí, como si hubiese retomado el control de mis actos, pero no había caso, el dolor de mi pecho era estrangulador, ya conocía el final de la historia. Quisiera descifrar mi relato, camarada, pero no hay explicación para los sucesos anteriores, tampoco para lo siguiente. Me sentí encarcelado por el dolor, mientras mi corazón buscaba la salida de mi cuerpo terrenal y mi mente recordaba la hermosa marraqueta que mi boca saboreó durante la mañana. Llegué corriendo a los campos de cultivo, me sentí abrumado por el Sol, el viento, los trigales que chocaban entre sí, ¡El Calor!, yo estaba ahogado, el causante podía ser la temperatura del ambiente o talvez ese intenso dolor que me acompañaba desde hacía un buen rato, o ambas cosas. Dejé de correr cuando divisé el canal de regadío a unos pasos de mí, lucía tan sucio y turbio como yo. Inicialmente lo dudé, pero luego estuve de acuerdo conmigo mismo en que sería un buen final para todo esto, así que corrí como no habría podido hacerlo nunca antes, a la vez que mi corazón me dedicaba su último latido y mi pulmón derecho, con mucho esfuerzo, se despedía con el último suspiro. Lo último que recuerdo de esa dimensión es el tsunami de emociones perdidas qué provoqué en el diminuto canal, un contraste prodigioso, y el sabor de ese último pedazo de pan, el más bello, la última sensación que podré recordar, el último bocado real de vida que pude escoger y sentir.

sábado, 20 de septiembre de 2008

LOSER

Aparezco en una casa que me resulta familiar, con gente que no reconozco, pero que se me hace conocida, me siento bien aquí, no deseo irme, ¡me siento tan seguro! Pero es hora de salir, no puedo estar ahí toda la vida. Salgo a caminar, doy unos pasos y te veo: estás sentada en la acera, sola, pareces ideal, ¡tu aura es tan amigable!, ¡eres tan cautivadora!, paso a tu lado, sólo a centímetros de tu silueta, no hay palabras, sigo mi camino. Pasa un lapso de tiempo similar a quince minutos terrestres, entonces vuelvo del lugar al que había ido, vuelvo a pasar, vuelvo a observarte, tú me miras también, el silencio se apodera de mí y sólo siento deseos de huir de mi cobardía, sigo caminando, me pierdo en la niebla, sé que te volveré a ver, no quiero pensar en aquel momento. Despierto al día siguiente, he permanecido en mi cama toda la madrugada, creo que todo fue un sueño. No tardaré en darme cuenta de que, efectivamente, una vez más, no tuve el coraje para decirte lo que siento por ti.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

LA MAGIA QUE NOS UNE

La noche canta su medianía,
Mientras las aves guardan silencio,
La oscuridad, sin embargo, no me toca,
Estoy entre cuatro murallas y un techo
Y estoy sentado, casi por capricho,
Rodeado de muchos metales abstractos
Esperando, simplemente esperando
Tu presencia en algún lugar lejano,
Y así es, te veo y te toco sin que estés,
Parece magia, pero para muchos es obvio,
Y somos magia, cotidiana y comercial,
Magia que hemos asumido como necesidad.
Es casi la madrugada, y te observo sin verte,
Desde algún lugar compartes lo mío,
Lo haces tuyo, amistad que se vuelve forzada,
Y así de simple, eres mi amiga y yo soy tu amigo

Así, nuestra magia mediocre,
Une seres humanos fácilmente,
Forma comunidades que buscan un sentido,
Convirtiéndonos en letras vivientes.
He visto magos con su magia,
Recorriendo calles en vehículos ajenos,
Recibiendo sueldos aceptables,
Haciéndonos creer que la magia es descifrable.

Sin embargo, somos felices así,
No queremos más respuestas,
Nos divertimos, no sufrimos hambre,
No entendemos la magia, no deseamos entenderla.
Yo sólo sé que esta magia nos une,
Que es una línea que intercepta dos puntos,
Sólo sé que la magia me acerca a ti,
Ya la acepto, porque nos permite estar juntos.

Tres Novelas

Tres novelas tengo en mente,
en papel quiero plasmarlas,
pero el dolor es frecuente
y me apuñala la nostalgia,
Tres novelas tengo en mente
y todas hablan de ti,
cuando te amé de repente
y cuando por fin te perdí.

La primera es un retrato
de cuando te conocí
hacia el final de ese verano,
cuando comencé a vivir.
¿Recuerdas esas tardes largas
de ese hermoso mes de Abril?,
esas, cuando yo te cortejaba
y te largabas a reir.
¿Recuerdas las calles vacías?
¿Tus labios color rojo carmesí?
Cuando el mundo nos parecía
tan aburrido, tan cenil.

La segunda es muy intensa
y no hay mucho que explicar,
ahí tú eres la más bella
y todo es felicidad,
habla de nuestro mejor tiempo,
mar de superficialidad;
habla de noches sin aliento
y tardes de amor sin par.
Habla de todo un sentimiento,
de mi alegría y de tu paz,
habla de lo que yo aún siento,
pero tú no quisiste más.

La tercera es hecatombe,
muerte lenta del amor,
corazón que sangra a borbotones,
almas que caen en desazón,
desaires, engaños, traiciones,
que debilitaron nuestra unión,
la indiferencia, que todo lo corroe,
llegó a nosotros, con ritmo aturdidor.
Así, luego de muchas decepciones,
me quedé sin tu calor,
y tu ausencia, que sólo me indispone,
me deja solo en este mundo, ya sin ningún valor.

Día de Ceniza

Doscientas almas inocentes hoy no se levantaron,
todo por el capricho de un hombre alborotado.
Hoy es día de ceniza, llueve vino de burdel,
una onda expansiva de odio convierte huesos en piel.

Dos mil almas inocentes hoy no pudieron saludarse,
todo por el capricho de convertir la guerra en arte.
Hoy es día de ceniza, el grito de paz es ahogado,
yo quiero olvidar todo eso, traeme otro par de tragos.

Veinte mil almas inocentes hoy no pudieron reir,
todo por el capricho de un hombre avaro y ruin.
Hoy es día de ceniza, que en paz descanse los justos,
los vivos que pidan justicia, que el mundo se vista de luto.

Doscientas mil almas inocentes hoy no pudieron amar,
y todo por el capricho de un trozo de tierra más.
Hoy es día de ceniza, no repitas ese error,
que el olvido no borre el recuerdo, que los culpables pidan perdón.

martes, 16 de septiembre de 2008

PRIORIDADES

En un día soleado, Manuel se encaminaba al paradero, donde se subiría al bus que cada día lo dejaba en su colegio. Caminaba, mirando hacia abajo, nunca alzaba la vista, nada tenía sentido, toda su mente era ocupada por pensamientos agobiantes, terribles: “No he estudiado para la interrogación”; “Qué mierda hago para no llegar atrasado otra vez”; “¿Qué le habrá dicho de mí el profesor a la orientadora?”; “Le debo 4 gambas al Diego”; “Ese rojo en Inglés me va a cagar el año”…Y así empezaba Manuel a adentrarse en nuestro sistema de sociedad, lleno de competitividad, rencor, presión y excesos. Cada preocupación excedía a la anterior y así, Manuel podía sudar pensando calamidades durante los embotellamientos que se formaban en la Avenida Principal, mas, de pronto, cuando llegaba al paradero, en ese día, caluroso, que parecía otro más, la vio: Santo milagro que llegaba a romper su sucia rutina, Doncella hermosa que luce de pie, con humildad y rotunda belleza; ella volteó y le dedicó una sonrisa, y Manuel la miró a los ojos, maravillado. Estuvieron así un par de minutos benditos, hasta que llegó un bus, a Manuel no le servía, pero a ella sí, entonces abordó el bus; Manuel la observaba fijamente, aún cuando ella se había sentado en el interior del vehículo. Cuando el bus partía con rumbo al Norte, ella lo miró y sonrió con expresión pura, inocente, casi infantil. Manuel la vio alejarse y pensó casi automáticamente, sin quererlo, sin procesar palabras: “Es el ser más hermoso que he visto, su rostro es la perfección, deseo verla, algún día le hablaré, viviré por ella, lucharé por formar parte de su vida, agradezco al mundo el haberme permitido descubrirla, no desaprovecharé la preciosa oportunidad que se me ha dado.”. Sus facciones lucían brillantes, su rostro inerte se volvió todo un emblema de alegría y convicción. Intentó concentrarse en algo, salir de su aturdimiento, entonces leyó la publicidad lateral de un bus que pasaba por el lado opuesto de la calle: “Quinto Congreso de Biología en Santiago. Los más afamados científicos te esperan, ¡no faltes!”. De súbito su rostro palideció y su felicidad pasó a ser algo parecido a la amargura; exclamo en su mente como león enjaulado: “¡Por la chucha!, ¡No terminé la guía de Biología!, ¡Puta que soy huevón!, ¿Qué hago?, ¡El viejo me va a poner un dos!..."

Contra el Tiempo

Al final, no fue tan fácil,
Como lo decían mis sueños.
Al final no eres la misma,
Aunque yo te siga queriendo.
Al final, tu memoria es frágil
Y el olvido fue mellando tus recuerdos.
Al final no removí los cimientos de tu vida,
Olvidé que, al final, el Tiempo sigue siendo el Tiempo.

Deseo abrir un vórtex, ir al pasado,
Dejar todo esto, como un futuro abortado,
Porque si guardé silencio fue por ti
Y en silencio me olvidaste, en silencio te perdí.
Al final, no fue tan fácil decir “Pasado pisado”.
Al final, no fue tan fácil “Olvidarse y vivir”.


¿Por qué me es tan difícil madurar?
¿Por qué me es tan difícil encontrar un recuerdo feliz?
Nunca te pedí más que tu amistad
Aunque algo más sentí por ti,
Y ¿hay algo peor que el amor no correspondido?
Sí, el amor que ha sido silenciado,
Peor que eso, lejos del amor haberme ido,
Y aún peor, que el objeto de mi amor me haya olvidado,
Peor para mí, que haya sido por mi culpa,
Peor para mí, volver y haberte hablado,
Sentir el maldito impulso a pedir disculpas,
Sentirme mal por haberte dejado,
Por haberte amado intensamente
Y que no te hayas enterado,
Por haberte perseguido, cual demente,
Por ser el protagonista y sentirme actor secundario.

Por todo esto, maldigo el paso del Tiempo,
Porque no hay cura para el daño que me ha hecho,
Porque es inerte, porque es cambiante,
Por que es fuerte e irreparable,
Su indiferencia me hiere
Y a lo lejos, me mira con desprecio,
Con aire altanero, correrá siempre.
Porque al final, no hay final, el tiempo sigue corriendo