viernes, 23 de enero de 2009

Fading

No cortes, no me dejes, sólo quédate ahí, desde donde estás sintiendo mi susurro. No me importa lo terrenal, sé que lo entiendes, yo te amo a ti, a esta inmensidad que nos separa y a esta maldita interferencia que es todo lo que tengo ahora de ti, y que me hace sentirte aún más lejos, dulce interferencia, dulce incertidumbre. No puedo oírte ni puedo saber si me hablas, yo te estoy hablando, aunque tus oídos no me escuchan, pero tu sabes que estoy aquí, y que en cierta forma siempre he estado contigo, que tú sigues siendo alguien y que somos algo. Somos algo aún. En mí vive la esperanza de que sepas que estoy contigo. Desde la inmensidad de lo tangible estoy contigo. No quiero perderte. Jamás desaparezca este zumbido incesante, jamás deje de separarnos la eternidad, jamás termine la última transmisión, así tenga que yacer por siempre siendo esclavo del mismo sonido, tu incierto silencio cada vez más pleno. Hasta que llegue mi momento, antes de ti. Antes de ti. Déjame soñar. Oigo en el vacío y no sé si estás aún, pero aún eres, siempre serás, porque siempre estaré contigo en cualquier forma. Déjame tener esa certeza.

No te vayas, no te vayas, dame hasta tu última palabra, tu último latido, tu última molécula de aire, el último vuelo de tus veintiún gramos de alma, y una vez que ese dolor inefable haya pasado por mí, sé que me observarás, hasta que sea mi turno y el último oído que me haya escuchado empiece a olvidarme. Entonces estaré contigo más que nunca y nada nos separará por fin, déjame tener fe en que algo saldrá bien. Quiero creer que me escuchas. Déjame creer que no me has dejado para siempre. Déjame soñar.

jueves, 15 de enero de 2009

Comunión

Nos dijeron que viviéramos al compás de los otros, que así nos esperaría un esplendoroso futuro. Cinco años pasaron y jamás te dejé, ni tú a mí, ni siquiera mis ojos desde los tuyos emprendieron vuelo. Los otros nos miraban, sin entrometerse entre nuestras miradas, se retorcían en su miseria, sabían quienes éramos. Te juré sin palabras que jamás te dejaría e intenté cumplirlo, solo contra todos ellos. Pero lograron alejarme de ti, me abatieron y te perdí. Otro día desperté. Sólo había vacío alrededor. No estabas tú, ellos estaban ahí, pero yo estaba sólo. Ellos dijeron que yo sería feliz si te olvidaba, me amaban, ellos me amaban. No les puse atención a ellos, ni al tiempo que destruía todo lo que podía ver. Como sólo me rodeaba el vacío, sólo después de muchos minutos pude darme cuenta de mi ceguera, había perdido mis ojos. Supuse que por eso no podría estar contigo jamás, tampoco podría llorar por ti ni buscarte. A la sombra del limbo sólo me tuve a mi, mis promesas rotas y a ese universo que sólo tenía sabor a ti. Deseé estar sordo también para no escucharlos hablar de amor, y perder el gusto para no saborear el vacío en el universo. Sólo deseaba volver a ti, y ellos, al verme tan triste, al amarme, sólo me llevaron hacia ti, así de simple fue todo. Hasta que por fin estuviste conmigo sólo quise verte, hasta que me ubicaron donde todo había terminado para nosotros, tú estabas ahí. Pude sentir mis ojos otra vez, siempre habían estado contigo, nunca se alejaron de los tuyos, tus ojos tan hermosos que pude ver de nuevo, y cada vez pude ver más hasta que nos unimos y fuimos el universo los dos, el universo que siempre fuiste tú para mí. Y nunca volví a verlos a ellos, ni a los otros, ni otra cosa que no fuéramos tú y yo, sólo tus ojos, el universo, sólo tú y yo.

El Final será Feliz

Deja de sufrir, descansa corazón,
el final será feliz, yo te lo prometo,
ahí estaré, fundiendo todo mi amor
en un eterno, imborrable y gran "Te quiero".

Yo no olvidaré tus lágrimas al Sol
que no alumbra nada en este breve firmamento.
Nadie te librará de mi furtiva bendición;
olvida desengaños, llantos y lamentos.

Haré que vueles libre, como un ruiseñor,
parecerá lejano hasta el más mínimo tormento.
De mi impagable deuda, hoy abono esta canción,
aunque pague lo que pague, sé que seguiré debiendo.

Tú gratificaste mis momentos con humor
y me llenaste de ira cuando tuviste que hacerlo.
Nuestra dura historia y tu ímpetu de gladiador
tendrán un final feliz, yo me encargaré de eso.

Iluminas muchos versos con tu sencillez,
sin querer eres farol en esta noche negra.
En tu gran aventura, soy un sabueso fiel
que trae un final feliz para está gran odisea.

No lo olvides nunca, jamás me vas a perder,
ni siquiera la muerte me alejará de tu silueta,
cuando la noche se perpetue, la oscuridad seré
y seré tu misma sombra cuando la luz haga presencia.

Las noches serán tranquilas bajo un manto de cometas,
los momentos serán tan dulces que parecerán de miel,
el final será feliz, desaparecerán todas las penas,
el universo brillará y tú lo harás también.

Perdona las amarguras, los odios, mis ofensas,
todo desaparecerá, será perfecto esta vez,
este poema no es igual a todas mis promesas,
el final será feliz. Este juramento no lo romperé.

Fin

"...Y fueron felices para siempre." enunció milagrosamente una voz divina, ignorando que el cuento de hadas tenía que terminar.