miércoles, 16 de noviembre de 2011

Ratón

Yo nunca me muevo. Encierro mi gris cuerpo en mi pequeña y gris caverna y no corro a aventurar; espero. Espero la condena, espero el gris fracaso que dé muerte a mi carrera, que dé muerte a mis sospechas, que dé muerte a toda espera.

Yo nunca muero. Mueren las circunstancias, se muere de a poco el cuerpo, tu belleza con el tiempo. Todo se pudre por aquí; no, no me muevo ¡Jamás! Soy un cobarde y no aventuro en valles encantados, temeroso del futuro soy bastardo de bastardos. ¡Hasta cuándo!

Aún espero tu visita. Pocas cosas han cambiado.

Desde las profundidades que me alojan y me acechan, turbias, densas, duras y estrechas, me escondo en esta niebla que acaricia la infinita condena de no tenerte, no buscarte; ser parte del reparto que da vida a otras escenas, lejos, afuera.

En mi espejo vi un ratón y volteé para encontrarlo, pero sólo encontré piedras, vil maleza, sucios trapos. Alrededor. Fríos. Unánimes. Pero sigue apareciendo el ratón en el espejo, y huele a ratón en mi caverna. ¿Es que acaso seré yo?

“No hay nada que hacer al respecto”… ¡Soy el ratón!

Yo nunca duermo. Firmemente en la vigilia escribo intentos de cuentos sin mirarme, sutil en la esperanza. ¡Dime quiénes! ¿Quién ocupa mi lugar? ¿Quién da vida a tus mañanas? ¡No te abatiré en la noche! ¡Porque soy el ratón! ¡Lo grito, lo niego! ¿Lo oyes?

Me alimento de recuerdos, especulación, despecho, miradas que no fueron, sonrisas que robaron, moco, tiña, estoy atrapado. En esos brazos. Que no me sienten. Que se acostumbran, que se acomodan. Con otra gente. ¿Saldrás a darme muerte con tu escoba? Sí.

Y correrá la sangre de nuestra historia (que nació sin vida).

jueves, 10 de noviembre de 2011

Anécdota

--¿Te conté que el papá del ex-cuñado de un primo mío se llamaba Enónito?
--No ¿Por qué? ¿Debería interesarme?
--Es que una vez lo acompañé al supermercad-...
--¡Ah! ¡Me cargan los supermercados! ¡Odio el dinero, odio este puto país!
--¡No! ¡Pero calmao!... Lo acompañé al supermercado, poh, y...
--¡Sí, weón, sí, ya dijiste eso!
--¡Oh, el weón denso! ¿Somos amigos o no? ¡Déjame terminar! ¡Te quiero contar una weá graciosa, loco!
--¡Voh no tenís gracia! Por eso no tenís mina, aweonao.
--Igual me he comido más minas que tú...
--Porque tampoco tenís estómago, saco de weas. ¡Ojalá te morái!
--¡Oh, el weón pesao! ¿Me vai a dejar contar la historia o no?
--¡Cuenta tu weá luego, Mierda!
--Estab... ¿Pero por qué me tenís que tratar así? ¡Yo no tengo la culpa de que...
--¿Vai a contar o no?
--¡Ya, weón, ya! Estábamos en el supermercado con él, poh, y el viejo pagó con RedComp-...
--¡Ah, no!... ¡El viejo culiao burgués! ¡Ojalá se muera!
--¡Pero, weón, no me interrump-...!
--¡Prosigue, feo de mierda!
--Puta, y como decía, pagó con RedCompra, poh, ¡y cachái que la cajera le dijo "Don Enanito", poh weón! ...Y se llamaba Enónito, poh, weón... ¡y le dijeron Enanito!
...
¿Buena o no? ¡Bueena! ¿Ah?
--Fome tu weá, hijo de perra. Voh no merecís tu condición humana.
--¡Tu mamá es fome, weón!
--¿Ah, sí? Ya, chao contigo, weón. Uno te lo da todo, compadre, ¡y voh agradecís insultando a mi madre! Chao, no más, chao para siempre.
--Oye, pero no te vayái, weón, somos amigos... ¡Oye! ¡Somos amigos!
...
¡Oye! ¡Oye!
...
...
¡Chucha! ¿Y ahora, qué?
...