martes, 16 de septiembre de 2008
PRIORIDADES
En un día soleado, Manuel se encaminaba al paradero, donde se subiría al bus que cada día lo dejaba en su colegio. Caminaba, mirando hacia abajo, nunca alzaba la vista, nada tenía sentido, toda su mente era ocupada por pensamientos agobiantes, terribles: “No he estudiado para la interrogación”; “Qué mierda hago para no llegar atrasado otra vez”; “¿Qué le habrá dicho de mí el profesor a la orientadora?”; “Le debo 4 gambas al Diego”; “Ese rojo en Inglés me va a cagar el año”…Y así empezaba Manuel a adentrarse en nuestro sistema de sociedad, lleno de competitividad, rencor, presión y excesos. Cada preocupación excedía a la anterior y así, Manuel podía sudar pensando calamidades durante los embotellamientos que se formaban en la Avenida Principal, mas, de pronto, cuando llegaba al paradero, en ese día, caluroso, que parecía otro más, la vio: Santo milagro que llegaba a romper su sucia rutina, Doncella hermosa que luce de pie, con humildad y rotunda belleza; ella volteó y le dedicó una sonrisa, y Manuel la miró a los ojos, maravillado. Estuvieron así un par de minutos benditos, hasta que llegó un bus, a Manuel no le servía, pero a ella sí, entonces abordó el bus; Manuel la observaba fijamente, aún cuando ella se había sentado en el interior del vehículo. Cuando el bus partía con rumbo al Norte, ella lo miró y sonrió con expresión pura, inocente, casi infantil. Manuel la vio alejarse y pensó casi automáticamente, sin quererlo, sin procesar palabras: “Es el ser más hermoso que he visto, su rostro es la perfección, deseo verla, algún día le hablaré, viviré por ella, lucharé por formar parte de su vida, agradezco al mundo el haberme permitido descubrirla, no desaprovecharé la preciosa oportunidad que se me ha dado.”. Sus facciones lucían brillantes, su rostro inerte se volvió todo un emblema de alegría y convicción. Intentó concentrarse en algo, salir de su aturdimiento, entonces leyó la publicidad lateral de un bus que pasaba por el lado opuesto de la calle: “Quinto Congreso de Biología en Santiago. Los más afamados científicos te esperan, ¡no faltes!”. De súbito su rostro palideció y su felicidad pasó a ser algo parecido a la amargura; exclamo en su mente como león enjaulado: “¡Por la chucha!, ¡No terminé la guía de Biología!, ¡Puta que soy huevón!, ¿Qué hago?, ¡El viejo me va a poner un dos!..."
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1 comentario:
me parece buenisimo el cuento
sigue escribiendo
por mi parte teni un fans
xd
saludos primo
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