domingo, 14 de diciembre de 2008

AL NIÑO QUE ENLOQUECIÓ DE AMOR

A oscuro y ebrio destino han llegado
las sensaciones que el falso amanecer inspiró.
El pajarillo quiso volar de inmediato,
ignorando la fragilidad del corazón.

El viaje no prosperó y no hubo regreso al nido,
no tuviste perdón, flor de amor que no fue flor;
en el limbo de la pasión has caído,
rodeado de quienes no entendieron ese amor.

En tu ingrata realidad, enloqueciste finalmente,
no aguantaste más a la engañosa luz de luna
ni el impasible silencio de tu inerte confidente.

¿Y ese amor puro? ¿Acaso ya no lo sientes?
Sólo el poeta y tú lo saben, además de tu locura.
Sólo quedan campanadas lejanas y el final inminente.

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