martes, 14 de julio de 2009

Las Horas Largas

A menudo te he visto caminar por aquí,
ligera y solitaria como el paso del tiempo;
tus huellas se borran de manera tan fácil
que parece que fueras un espectro de brisa.

¿Cuántas veces pasaste y yo no te vi?
¿Acaso te llevan los corceles del viento?
Tus ojos son tan tristes y tu mirada tan frágil,
que con sólo mirarte temo hacerte trizas.

Tu silueta dejó a mis palabras vacías,
atentas para actuar ante cualquier imprevisto;
se escaparon, huyeron, y ahora eres el objeto
de este joven cuentista y su mediocre poesía.

¿Dónde estabas en aquellos buenos días?
¿Por qué apareces ahora, sin previo aviso?
¿Qué escondes? Dime qué estás haciendo:
¿Por qué vienes ahora a interrumpir mi agonía?

¿A qué lugar te diriges, espíritu errante?
¿Por qué me saludas con actitud amistosa?
Tu soledad me inquieta, me absorbe, me intriga:
¿Te dormiste en los rieles de algún tren olvidado?

Se disipan mis dudas en aquellos instantes,
en que tú te distingues de entre todas las cosas;
parece que en esas horas se congela mi vida
y tú pareces una rosa descansando en el prado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bravooooooooooooo :')

Julian Ricóuz dijo...

Nostálgico, nostálgico. Hay partes que me tocan mucho. (uy)