lunes, 16 de marzo de 2009

Tal Para Cual

Míralo: Ese, el de la camiseta negra, tirado en el pasto ahí abajo. Sí, ese. Se llama Luis, yo era su mejor amigo. ¿Lo viste?

En un día despejado, que ya se volvía noche, yo le presenté a Mónica. Nunca creí que se llevarían bien, mucho menos pensé en lo que pasaría después. Ya sabes lo que pasó. ¡Son tan felices! Me encantaría que Mónica no sufriera. Tú puedes ver lo feliz que está ahora y yo no quiero ser un aguafiestas, pero tú lo sabes: dinero es dinero.

Míralos. Sí, ella es la que está a su lado, se nota que lo ama. Nunca me expliqué el éxito de Luis con las mujeres. Es una lástima que no tenga la misma suerte en los negocios. ¡Míralos, hombre! No puedo creer que estén aquí, frente a mi propia casa; serían una excelente pareja; Es una lástima que el bastardo me haya fregado con los cheques. Tú me conoces, sabes que no disfruto con esto; los amo, tú sabes que los amo, pero no puedo fallarle al jefe. No puedes imaginar el dolor que siento, pero esto tiene que ser así.

No tengo el valor para hacerlo. Aquí está el maletín. Son billetes grandes, te lo aseguro, ya lo corroborarás; luego te entregaré los pasajes de avión. Ahora, aprieta el gatillo y terminemos con esto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Wena Gerardito, ésta es la historia que más me ha gustado, eri seco loco. Tienes que habilitar la opción de seguidores :)

Atte. Tu fan number 1 :)