martes, 21 de agosto de 2012

Tú llamaste a la amargura

El otro día estuviste
tocando el timbre;
no quise salir.
Realmente desconozco
por qué lo hiciste,
y por qué dejaste
de tocar el timbre tan pronto.
Pero sólo en el caso
de que hayas venido
por lo que creo que viniste
voy a aclarar algunas cosas
que quizás te eviten
la molestia de volver.

Me contaron que abortaste,
y lo lamento por el bebé.
Si querías una felicitación,
no la vas a tener
porque nunca odié a ese niño;
es a ti a quien no quiero.
No te quiero.

Esperando haber resuelto
tus inquietudes
para que no te acerques más
a mi puerta,
me despido atentamente.

No hay comentarios: